Ahora están en la parte más alta del muro
El Mural del Garabatal, Vulcano y Hefesto
A todos los que participan, dedico
La historia del mural tiene la particularidad de planificaciones, de azares, de incomodidades y de sorpresas. Seguro estoy, que ustedes quieren saber cómo se ha desarrollado y, cómo ha sido la creación de este mural con sus características, como lo son: sus dimensiones, inclinación y la forma irregular de la superficie.
Y un lunes, del año 2007, a las 9.30 minutos, acepté, realizar esta obra para: “El Museo a Cielo Abierto”, de la Alcaldía de Iribarren y de enfrentarme a ese gran reto. Comenzaré por decirles que lo más difícil fue enamorarme del muro, el cual, tenía que llenar de formas geométricas y colores… dibujaba, hasta altas horas de la noche, en pequeñas hojas de papel, pero no lograba hacer nada, no avanzaba en la idea. Al fin, partí de la serie “Geometrías para Clara y Bárbara”, y así, fui dándole forma. A veces me sentía mal. Era el dios Morfeo que me hacia dormir para descansar y, horas después, despertarme y encontrar otra nueva idea. Cientos y cientos de dibujos, algunos destruidos, decepciones, logros, alegrías y tristezas y, volvía a comenzar de nuevo. Meses de trabajo, horas y horas, pensando qué color utilizar y qué forma colocar... Romper, dibujar, colorear y de repente ya estoy frente a mi computadora creando el mural.
Me pregunté, en ese momento: ¿Quién sería el artista o artesano que pintaría ésta obra de grandes dimensiones?... y me aconsejan, que podría ser el pintor José “Chema” González por su experiencia y de haber trabajado con otros artistas… Hay que ir a medir la superficie del muro, tomar fotografías, mientras, el ingeniero César Silva hace los cálculos de la superficie… En la fábrica, rediseñé, algunas partes de la maqueta inicial del mural. Dibujo, modifico, agrego, quito… Hay que transformar y crear y recrear algunas formas para situarlas dentro del espacio más grande. Luego, comienzo a trabajar con las personas encargadas de preparar los colores y lograr que sean iguales a mi proyecto. Pintar una baldosa y compararla con el color del diseño, pruebas y más pruebas y otra, prueba más…Al mismo tiempo, varios obreros van enumerando las cerámicas, y otros, en sus computadoras van cuadriculando el dibujo y virtualmente las cerámicas. Es una obra colectiva, donde participan unas 25 personas.
Ahora, es el turno a los que les toca colocar ochocientas y un poco más de baldosas sobre el caballete. Es en éste momento, que el artista José “Chema” González, comienza a pintar. Después, otro equipo, desmonta las cerámicas pintadas. En este instante, los dioses del fuego, Hefesto y Vulcano, van a jugar un papel fundamental en el logro de los colores. Las cerámicas recién “bañadas” con colores mates entran en el horno, y una hora después, salen brillantes y transformadas y, algunas, se quiebran. Hay que hacerlas de nuevo. El mural va creciendo, a veces hay cansancios, el trabajo es duro, hace calor, veo, critico, hago observaciones... el caballete se llena de nuevas piezas de baldosas blancas… se revisan los colores, se empaquetan y se avanza… Entre tanto, Edward Mogollón, y su equipo, trabajan con entusiasmo, y están pendientes del desarrollo de la obra.
El horno está sobre los 1020 grados… Es una bella experiencia, y, el espacio se llena de baldosas que invaden el lugar en un festival de miles colores y de variadas y dinámicas formas.
Hace calor, los carros pasan a gran velocidad por La Ribereña. Los obreros armados con sus piquetas han comenzado a piquetear el muro para acoger las baldosas coloreadas… Los albañiles responsables de pegar las cerámicas han comenzado. El gran sol (dios Ra para los egipcios) ilumina los colores con su resplandor. Algunos colores son difíciles, entre ellos, los amarillos y azules, y las irregularidades de la pared contribuyen a modificar los colores en algunas piezas… y Chema y el equipo de obreros trabajan profesionalmente en función de lograr que todo quede bien. Los dioses Vulcano y Hefesto con su fuego de altas temperaturas han hecho su trabajo y sus caprichos. Hay que marcar algunas cerámicas y quitarlas. He manifestado mi descontento… Los albañiles han comprendido, que no es una baldosa corriente, que ellos son partícipes de una gran obra de arte y… observo, hay que corregir, repintar algunas, hay que modificar “in situ”… y el mural tiene que nacer en su tiempo justo y lo mejor posible… es mi creación, y siento por ella una gran pasión Hay que corregir hasta que todo quedé bien. Es un gran nacimiento de un gran mural…
Las correcciones continúan, y así, va naciendo el mural, va apareciendo a medida que se construye. El frío gris del cemento se va transformando, vistiendo y modificado el ambiente con bellas armonías de colores y de formas…se convierte en obra de arte, día a día, semana tras semana, mes a mes… y, sí es cierto, que es una obra de arte, también, es cierto que detrás de este mural hay muchas personas que en pocas semanas podrán decir: “Yo participé en la realización de ésta gran obra”. En algunos, se ha convertido en un reto, otros, sienten el gran placer de sentirse partícipes de ésta construcción, no sólo por su tamaño, su complejidad, sino, también, porque se convertirá en un icono de la ciudad y allende nuestra frontera. Mientras, yo miro como pintan, como pegan las cerámicas y observo, esperando que se pegue la última cerámica, no duermo, y tengo que tomarme algunas pastillas, para tranquilizarme…
No es sólo, poner un triángulo aquí, y allá, un cuadrado; o colocar un rojo o un azul al lado de un gris; es más, que eso. Es el reto para todos, la realización de esta obra monumental. Cuando pasen por la Ribereña, y se deleiten con el mural, nunca podrán imaginar ustedes, tantas historias de colores, de formas, de alegrías y angustias, de depresiones, de rabias, de risas, de insomnios, de pruebas de amistad …como también, de grandes aprendizajes…pero, de una cosa estoy seguro que todos han sacado una gran experiencia y espero, que de humildad, y, para mí, he sentido un gran placer de realizarla y asumido esa gran responsabilidad… sé que dentro de unas semanas estará concluida, y al final, al unísono gritaremos: al fin, hemos terminado y logrado el mural de cerámica llamado: “Geometría y colores para Barquisimeto”… y los dioses Vulcano, Hefesto, Ra, Morfeo y todas las musas, celebraran con nosotros los que hemos participado, y todos, los pasen por la Ribereña y disfruten visualmente de ésta obra, que será el mural más grande de cerámica de Latinoamericana, pero, antes habrá que corregir y quitar algunas cerámicas prometido por los constructores… Es mi regalo a Barquisimeto.
Esteban Castillo estebancastil26@hotmail.com
A todos los que participan, dedico
La historia del mural tiene la particularidad de planificaciones, de azares, de incomodidades y de sorpresas. Seguro estoy, que ustedes quieren saber cómo se ha desarrollado y, cómo ha sido la creación de este mural con sus características, como lo son: sus dimensiones, inclinación y la forma irregular de la superficie.
Y un lunes, del año 2007, a las 9.30 minutos, acepté, realizar esta obra para: “El Museo a Cielo Abierto”, de la Alcaldía de Iribarren y de enfrentarme a ese gran reto. Comenzaré por decirles que lo más difícil fue enamorarme del muro, el cual, tenía que llenar de formas geométricas y colores… dibujaba, hasta altas horas de la noche, en pequeñas hojas de papel, pero no lograba hacer nada, no avanzaba en la idea. Al fin, partí de la serie “Geometrías para Clara y Bárbara”, y así, fui dándole forma. A veces me sentía mal. Era el dios Morfeo que me hacia dormir para descansar y, horas después, despertarme y encontrar otra nueva idea. Cientos y cientos de dibujos, algunos destruidos, decepciones, logros, alegrías y tristezas y, volvía a comenzar de nuevo. Meses de trabajo, horas y horas, pensando qué color utilizar y qué forma colocar... Romper, dibujar, colorear y de repente ya estoy frente a mi computadora creando el mural.
Me pregunté, en ese momento: ¿Quién sería el artista o artesano que pintaría ésta obra de grandes dimensiones?... y me aconsejan, que podría ser el pintor José “Chema” González por su experiencia y de haber trabajado con otros artistas… Hay que ir a medir la superficie del muro, tomar fotografías, mientras, el ingeniero César Silva hace los cálculos de la superficie… En la fábrica, rediseñé, algunas partes de la maqueta inicial del mural. Dibujo, modifico, agrego, quito… Hay que transformar y crear y recrear algunas formas para situarlas dentro del espacio más grande. Luego, comienzo a trabajar con las personas encargadas de preparar los colores y lograr que sean iguales a mi proyecto. Pintar una baldosa y compararla con el color del diseño, pruebas y más pruebas y otra, prueba más…Al mismo tiempo, varios obreros van enumerando las cerámicas, y otros, en sus computadoras van cuadriculando el dibujo y virtualmente las cerámicas. Es una obra colectiva, donde participan unas 25 personas.
Ahora, es el turno a los que les toca colocar ochocientas y un poco más de baldosas sobre el caballete. Es en éste momento, que el artista José “Chema” González, comienza a pintar. Después, otro equipo, desmonta las cerámicas pintadas. En este instante, los dioses del fuego, Hefesto y Vulcano, van a jugar un papel fundamental en el logro de los colores. Las cerámicas recién “bañadas” con colores mates entran en el horno, y una hora después, salen brillantes y transformadas y, algunas, se quiebran. Hay que hacerlas de nuevo. El mural va creciendo, a veces hay cansancios, el trabajo es duro, hace calor, veo, critico, hago observaciones... el caballete se llena de nuevas piezas de baldosas blancas… se revisan los colores, se empaquetan y se avanza… Entre tanto, Edward Mogollón, y su equipo, trabajan con entusiasmo, y están pendientes del desarrollo de la obra.
El horno está sobre los 1020 grados… Es una bella experiencia, y, el espacio se llena de baldosas que invaden el lugar en un festival de miles colores y de variadas y dinámicas formas.
Hace calor, los carros pasan a gran velocidad por La Ribereña. Los obreros armados con sus piquetas han comenzado a piquetear el muro para acoger las baldosas coloreadas… Los albañiles responsables de pegar las cerámicas han comenzado. El gran sol (dios Ra para los egipcios) ilumina los colores con su resplandor. Algunos colores son difíciles, entre ellos, los amarillos y azules, y las irregularidades de la pared contribuyen a modificar los colores en algunas piezas… y Chema y el equipo de obreros trabajan profesionalmente en función de lograr que todo quede bien. Los dioses Vulcano y Hefesto con su fuego de altas temperaturas han hecho su trabajo y sus caprichos. Hay que marcar algunas cerámicas y quitarlas. He manifestado mi descontento… Los albañiles han comprendido, que no es una baldosa corriente, que ellos son partícipes de una gran obra de arte y… observo, hay que corregir, repintar algunas, hay que modificar “in situ”… y el mural tiene que nacer en su tiempo justo y lo mejor posible… es mi creación, y siento por ella una gran pasión Hay que corregir hasta que todo quedé bien. Es un gran nacimiento de un gran mural…
Las correcciones continúan, y así, va naciendo el mural, va apareciendo a medida que se construye. El frío gris del cemento se va transformando, vistiendo y modificado el ambiente con bellas armonías de colores y de formas…se convierte en obra de arte, día a día, semana tras semana, mes a mes… y, sí es cierto, que es una obra de arte, también, es cierto que detrás de este mural hay muchas personas que en pocas semanas podrán decir: “Yo participé en la realización de ésta gran obra”. En algunos, se ha convertido en un reto, otros, sienten el gran placer de sentirse partícipes de ésta construcción, no sólo por su tamaño, su complejidad, sino, también, porque se convertirá en un icono de la ciudad y allende nuestra frontera. Mientras, yo miro como pintan, como pegan las cerámicas y observo, esperando que se pegue la última cerámica, no duermo, y tengo que tomarme algunas pastillas, para tranquilizarme…
No es sólo, poner un triángulo aquí, y allá, un cuadrado; o colocar un rojo o un azul al lado de un gris; es más, que eso. Es el reto para todos, la realización de esta obra monumental. Cuando pasen por la Ribereña, y se deleiten con el mural, nunca podrán imaginar ustedes, tantas historias de colores, de formas, de alegrías y angustias, de depresiones, de rabias, de risas, de insomnios, de pruebas de amistad …como también, de grandes aprendizajes…pero, de una cosa estoy seguro que todos han sacado una gran experiencia y espero, que de humildad, y, para mí, he sentido un gran placer de realizarla y asumido esa gran responsabilidad… sé que dentro de unas semanas estará concluida, y al final, al unísono gritaremos: al fin, hemos terminado y logrado el mural de cerámica llamado: “Geometría y colores para Barquisimeto”… y los dioses Vulcano, Hefesto, Ra, Morfeo y todas las musas, celebraran con nosotros los que hemos participado, y todos, los pasen por la Ribereña y disfruten visualmente de ésta obra, que será el mural más grande de cerámica de Latinoamericana, pero, antes habrá que corregir y quitar algunas cerámicas prometido por los constructores… Es mi regalo a Barquisimeto.
Esteban Castillo estebancastil26@hotmail.com
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